miércoles, noviembre 27, 2013

Tres de Juan Juan Almeida: El miedo en la población cubana. El Brigadier Alejandro Castro Espín. Una sucesión de Castro a Castro


 El miedo en la población cubana

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El miedo es una emoción muy intensa provocada por la percepción de un peligro real o supuesto.
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Por Juan Juan Almeida
noviembre 25, 2013

Desde épocas inmemoriales el hombre, para alimentarse, se vio en la necesidad de lanzar su primera flecha, desde entonces el sueño obsesivo de muchos se transformó en construir y/o poseer un arma capaz de impactar con efectiva precisión sobre el objetivo propuesto.

El Dragón de Fuego, por ejemplo, fue un curioso artefacto que hace más de 500 años utilizaron los chinos para combatir a los mongoles. Consistía en un tubo de bambú con cabeza de animal mitológico, desde la boca del cual se podían disparar varias lanzas a la vez. Las leyes de la balística aseguran que este antiquísimo dispositivo no fue un armamento mortífero ni certero; pero estratégicamente sí conseguía la finalidad, que en el arte de “la no armonía” se ha perseguido con en el ariete y la catapulta,  hasta el hoy con los más modernos sistemas automatizados de guerra: provocar el miedo.

En esto el gobierno cubano tampoco marca la excepción, así que a sabiendas del viejo dilema, conocedor de sus recursos, atascamientos, y económicamente imposibilitado de poder desarrollar una industria militar propia, no perdió tiempo en fantasear con proyectos irrealizables y utilizando la ciencia con el libre arbitrio consigue idéntico objetivo: amedrentar a la población.

Algunos estudiosos dicen que el miedo en la población cubana adquiere dimensiones de daño antropológico, y les creo, más cuando personalmente considero es el resultado de una estrategia concebida, para que el terror esté siempre latente en nuestro pensamiento, una creencia limitante proyectada específicamente para hacernos creer que es lógico temerle a lo que está predeterminado que le debemos temer: protestar, hacer cumplir la ley, exigir nuestros derechos,….La lista es larga, lo bueno es saber que para todo misil (metafórico o real) siempre hay fortaleza imposible de vencer. Lo difícil es aceptar que debemos enfrentarlo renunciando incluso a cosas que no queremos perder.

Yo, por ejemplo, no soy un hombre valiente y conozco perfectamente hasta la parálisis por pánico. Así que, con conocimiento de causa puedo asegurar que aunque a veces no lo veamos, sí existen mecanismos, varios, que nos ayudan a enfrentar nuestros temores.

El miedo es una emoción muy intensa provocada por la percepción de un peligro real o supuesto. Pero emoción al fin, es controlable. Y cuando por más que intentamos, no conseguimos encontrar la energía interior para lograr enfrentarnos a él, es muy válido echar mano de alguna ayuda exterior.

Se dice que Dios es un magnífico aliado, pero debo confesar que en mi caso personal, he podido enfrentar los míos inspirándome al mirar por un rato la foto de alguna persona querida, o apuntándome pequeñas victorias, auto obligándome a vencer metas muy cortas que me hagan sentir la energía que provoca el haber podido superar algo. Este reto me permite concentrarme más en los pasos a seguir, que en olvidar el susto. De esta manera el nivel de emoción que provoca dominar cada propósito planteado se va transformando en el combustible preciso para rebasar la barrera final. Sólo venciendo los miedos podemos recuperar todo aquello que queremos ser. Libres.

No hay límites, no hay impedimentos, sólo hay que creer en aptitudes. Ya lo dijo Henry Ford, fundador de Ford Motor Company, “Tanto si crees que tu puedes, como si crees que no puedes, siempre estarás en lo cierto.
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El Brigadier Castro Espín


Por Juan Juan Almeida
11 de noviembre de 2013

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Si las cosas continuan como van, para saber quién será el próximo inquilino en el asiento presidencial de Cuba, no es necesario ser sútil, ni tener mucha información...
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El lunes pasado, en un diligente y articulado artículo publicado en esta web, escribí, y cito: “La pregunta es, ¿Hacia dónde vamos?. La respuesta, el próximo 2 de diciembre cuando se den a conocer los ascensos militares y con ello la escalada o no a General del hoy Coronel Alejandro Castro Espín. Promoción que, por un lado podría crear descontento y división en la jerarquía militar; y, por otro, develarnos si las denominadas “medidas para la actualización del modelo” es el camino hacia las postrimerías de la llamada era de los Castro, si son aperturas que conducen hacia una socialdemocracia (militarizada) donde se vayan imponiendo poco a poco las libertades de cada individuo, o si solo han sido sutiles maniobras dirigidas al reacomodo de una estructura estatal que garantice únicamente una sucesión donde el poder cubano transite de mano en mano, y de Castro a Castro.”

Eso fue lo escrito, y repito; entender que sostengo la hipótesis de ubicar el ascenso de Castro Espín a brigadier como “la clave” del futuro de Cuba, o como próximo presidente insular, se me hace malinterpretar lo escrito.

(Alejandro Castro Espín)

Si las cosas continuan como van, para saber quién será el próximo inquilino en el asiento presidencial de Cuba, no es necesario ser sútil, ni tener mucha información, ni manejar con precisión el arte de la adivinación; basta con echarle un vistazo al artículo 94 de la constitución que, mala o buena, está vigente y aunque hasta el propio cabecilla con frecuencia desestima, tiene bien establecido que en caso de ausencia, enfermedad o muerte del Presidente del Consejo de Estado, será sustituido por el Primer Vicepresidente. O sea, ayer José Ramón Machado Ventura, hoy Miguel Díaz-Canel, y mañana puede que un Pérez cualquiera. La súper estructura estatal está muy bien cimentada (o mejor dicho, maniatada) para que nadie pueda competir con el fantasma de Fidel.

El poder real es otra cosa. No es el visible trono de tapiz raído, sino el reluciente cetro, que ya está fijado para que después de Raúl, si no hay cambios sustanciales o inesperadas sorpresas, caiga en manos de Alejandro. Negarlo sería algo así como ignorar la cubanía de la palma real o la majestuosidad de un amanecer cubano. Cuba no es sólamente una sociedad gobernada por un único partido, también por una dictadura familiar. ¿Será necesario recordar el parentesco entre Fidel, Raúl, Vilma, Mariela,…..?

El Consejo de Ministros es el máximo órgano ejecutivo, administrativo y, según la ley, constituye el Gobierno de la República de Cuba. ¿Por qué entonces Alejandro, sin ser miembro, participa y tiene voz decisiva en las reuniones del Comité Ejecutivo y las juntas del Consejo de Defensa Nacional?

El ascenso o no a General del Coronel Castro Espín, sólo nos permitirá ver con suficiente claridad lo que el gobierno cubano nos ha ido dosificando y diseñando como futuro, eso que llaman “reformas o medidas para la actualización del modelo cubano”. El poder ya lo tiene, y no depende de un simple ascenso.

Muchos militares lo detestan, algunos lo critican, y otros se burlan, el resto simplemente lo tolera; pero todos le obedecen y él lo sabe, porque si bien es cierto que debido a un accidente en Angola perdió la visión de un ojo, también es muy cierto que la agudeza visual del ojo sano es 20/20.

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 Una sucesión de Castro a Castro

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El próximo 2 de diciembre se sabrá la escalada o no a General del hoy Coronel Alejandro Castro Espín.
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Por Juan Juan Almeida
noviembre 04, 2013


Datos históricos demuestran que mucho antes de Colón, ya América había sido descubierta. Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo, fue un explorador vikingo que en el año 1003 consiguió llegar a una tierra que él bautizó como “Viland” y que por su descripción, y restos encontrados, podría ser Terranova. Zheng He, el famoso militar chino, según su bitácora de viajes, entre 1405 y 1433 tocó en varias ocasiones las costas del continente americano. Khashkhash Ibn Saeed Ibn Aswad fue un marino musulmán que cruzó el océano Atlántico y regresó a Europa con evidencias de su viaje en el año 889. También conocemos la leyenda de Hui Shum, monje budista que por allá por el año 485 estuvo predicando en la península de Yucatán. Los indúes hablan de Votan, un mitológico navegante que vivió entre los antiguos Mayas. La presencia de kumara en las Islas Cook, una planta nativa de América, muy similar al boniato, ha sido citada como evidencia de que los nativos americanos podrían haber llegado a Oceanía. Y por si esto fuera poco, recientes estudios científicos documentan el hallazgo de restos de cocaína y nicotina americana en los cuerpos de momias egipcias.

Sin embargo, y pese a todos estos datos, el 12 de octubre de 1492 continúa marcando los libros de historia. A veces, con insistente reiteración perdemos el tiempo buscando un día, o un acontecimiento fechado, para armar una algarabía mayor a la que provoca en cualquier estación ferroviaria la llegada de un tren con retraso.

Igual nos pasa a los cubanos. No son pocos los apasionados que, atrapados en las trampas del almanaque, coinciden en que si no hubiésemos tenido un 10 de octubre de 1868, nuestra historia no habría recogido un 10 de febrero de 1878,  un 24 de febrero de 1895 ni un 20 de mayo de 1902; tampoco habríamos padecido un 10 de marzo del 52, un 26 de julio del 53, un 13 de marzo del 57, y muchísimo menos un 1ro de enero de 1959.

Personalmente considero que los hechos mencionados habrían ocurrido tal y como hoy los conocemos.

Pero historia aparte, y muy a pesar de aquellos que solo miran hacia atrás con el respetable, repetido y no menos aburrido afán del constante teorizar para intentar enderezar un mundo que ya de por sí ni es redondo, hoy se avecina el momento de poder predecir con facilidad lo que el gobierno cubano nos ha ido dosificando y diseñando como futuro, eso que llaman “reformas”.

La pregunta es, “¿Hacia dónde vamos?”. La respuesta, el próximo 2 de diciembre cuando se den a conocer los ascensos militares y con ello la escalada o no a General del hoy Coronel Alejandro Castro Espín. Promoción que, por un lado podría crear descontento y división en la jerarquía militar; y, por otro, develarnos si las denominadas “medidas para la actualización del modelo” es el camino hacia las postrimerías de la llamada era de los Castro, si son aperturas que conducen hacia una socialdemocracia (militarizada) donde se vayan imponiendo poco a poco las libertades de cada individuo, o si solo han sido sutiles maniobras dirigidas al reacomodo de una estructura estatal que garantice únicamente una sucesión donde el poder cubano transite de mano en mano, y de Castro a Castro.

El gobierno de cada país tiene derecho a diseñar el mañana de su pueblo; de igual forma, el pueblo tiene el legítimo derecho de aceptar ese esquema de futuro, o rechazarlo.