jueves, abril 20, 2017

UN SILENCIO ELOCUENTE. Alfredo M. Cepero sobre silencios y complicidades respecto a la tragedia de Cuba de casi 6 décadas

Tomado de http://www.lanuevanacion.com/

UN SILENCIO ELOCUENTE

Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
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El silencio de todos estos personajes y organizaciones proyecta unos decibeles cuya intensidad es capaz de ensordecer los oídos de las más sensibles conciencias humanas; pero expresa con elocuencia la hipocresía, el oportunismo y la indiferencia de un mundo cada día más putrefacto.

Este año de 2017 comenzó con un esfuerzo renovado de muchos gobiernos y organismos internacionales encaminado a lograr un retorno a la libertad de la hermana república de Venezuela. En los últimos 18 años los venezolanos han sufrido una pesadilla que cada día se parece más a la que hemos sufrido los cubanos durante 58 años. Aplaudo todas las denuncias de la dictadura madurista, las expresiones de solidaridad con el pueblo venezolano y los esfuerzos que se hagan para hacer realidad el cambio. Pero hasta ahí llegan mis elogios de la conducta de estos personajes de la mal llamada "comunidad internacional".

Para quienes como yo y como otros muchos cubanos de mi generación, que fuimos despojados de bienes materiales y de identidad nacional, que hemos luchado durante más de medio siglo con el rifle y con la palabra, que hemos visto asesinar y encarcelar a los mejores hombres y mujeres de nuestra patria, que hemos sido testigos de la fuga masiva de un pueblo que nunca fue emigrante y que contemplamos con horror la transformación del cubano alegre, solidario y vociferante de 1959 en una manada de borregos silenciosos, tristes y sometidos al yugo de sus tiranos, el apoyo de esa "comunidad internacional" a la tiranía castrista nos produce una rabia de tal intensidad que no se puede expresar con palabras. Al menos con palabras que puedan ser incluidas en un artículo que se rige por las reglas de una mínima urbanidad.

La misma comunidad europea que pide democracia para Venezuela apuntala la tiranía que asfixia la democracia en Cuba.
Un reciente informe de la agencia de noticias EFE nos dice que: "Todos los grupos políticos del Parlamento Europeo (PE) se mostraron este lunes, en el primer debate sobre el Acuerdo de Diálogo Político entre la Unión Europea (UE) y La Habana, a favor de apoyar el pacto, ya respaldado por el Consejo y ratificado por gran parte de los Estados miembros". El premio de la maldad se lo llevaron nuestros parientes españoles. En una rara coincidencia, la izquierda española del Partido Socialista contó con el apoyo de la falsa derecha del Partido Popular para enfatizar que: "en los actuales momentos políticos en Estados Unidos, es importante que la UE apuntale la tendencia aperturista en las relaciones internacionales con Cuba". La avaricia de los mercaderes españoles esclavizando a los cubanos y explotando nuestras riquezas como si todavía fuésemos su colonia. Cómplices miserables que un día pagarán su repugnante bajeza.

Por su parte, esa sentina del vicio y de la hipocresía que son las Naciones Unidas tiene una amplia ventaja sobre otras organizaciones y gobiernos en la protección descarada de la tiranía castrista. Según lo ha hecho religiosamente durante 24 años, en octubre del año pasado la Asamblea General de la ONU pidió el fin del embargo estadounidense a Cuba en una resolución que, por primera vez, fue aprobada sin ningún voto en contra. El texto, impulsado por el Gobierno cubano, recibió 191 votos a favor y 2 abstenciones. Pero lo más curioso es que, por primera vez en todos estos años, los Estados Unidos e Israel se abstuvieron de votar en contra del ignominioso mamotreto. Este voto pone en evidencia que, para la putrefacta "comunidad internacional", Cuba ha dejado de existir como nación digna de ser libre y que su pueblo ha sido abandonado a la más horrible de las desgracias.

El hecho es que, desde Canadá hasta la Argentina, incluyendo desde luego a los Estados Unidos, todos los gobiernos del hemisferio han apoyado en uno u otro momento a la tiranía castrista. Para México reservo, sin embargo, mi más absoluto desprecio y mi más enérgico repudio porque ha sido el único pais latinoamericano que nunca ha condenado ni roto relaciones con los delincuentes que se robaron mi patria. El odio común de México y de los Castro a los Estados Unidos ha cegado al primero a tal punto de hacerlo incapaz de ver la maldad diabólica de la tiranía comunista cubana.

Abundando en el tema, son muchos los que se han sumado a esta caravana de la iniquidad. Mandatarios de numerosas naciones que comparten nuestro idioma y nuestra cultura se han dado cita en Caracas en los últimos tiempos para interceder por los presos políticos y pedir una salida democrática al conflicto de ese país. Hipócritas y simuladores como Rodríguez Zapatero, Felipe Calderón, César Gaviria, Andrés Pastrana, Sebastián Piñera y Alvaro Uribe denuncian ahora los abusos a la democracia en Venezuela pero ignoran la tragedia cubana. Para ellos, los presos políticos cubanos no existen y Cuba es un cadáver que han enterrado hace mucho tiempo en complicidad con los verdugos que le dieron el tiro de gracia.

Pero de todas las bajezas y complicidades la que más me duele y desconcierta es la de nuestra Madre Iglesia. Para nosotros los cubanos no sólo ha sido una madre ausente sino una "madre mala". A todos los efectos reales, El Vaticano, junto a Barack Obama, se ha convertido no sólo en cómplice sino en salvador de la tiranía castrista. Al menos por un tiempo limitado.

Por otra parte, a quienes me vaticinen una excomunión por estas críticas a la jerarquía católica les digo que no estoy preocupado en lo más mínimo. Estoy convencido de que la Iglesia de Cristo es inmune a los errores y desvíos ideológicos de sus papas. Sobre todo de papas como Francisco, hermano ideológico del Che y de Maradona, quien ha metido la cuchareta para prolongar la esclavitud del pueblo de Cuba al mismo tiempo en que dice pedir libertad para el de Venezuela. Cristo no murió en la cruz para que sus representantes en la Tierra sirvieran los designios despóticos de hijos putativos de César como los Castro y los Maduro. Murió para que sus hijos fueran libres y tuvieran la capacidad de escoger entre el bien y el mal. Esa es la esencia del libre albedrío que nos ha dado Dios y que niegan a sus pueblos todos los déspotas.

El silencio de todos estos personajes y organizaciones proyecta unos decibeles cuya intensidad es capaz de ensordecer los oídos de las más sensibles conciencias humanas; pero expresa con elocuencia la hipocresía, el oportunismo y la indiferencia de un mundo cada día más putrefacto. Nosotros los cubanos hemos aprendido la lección en la escuela amarga de la experiencia. Esperemos que aquellos que tengamos la fortuna de sobrevivir a la tiranía y ser testigos del amanecer de libertad de una nueva república tengamos buena memoria para no repetir el error y confiar únicamente en nosotros mismos para defender la libertad de nuestra patria.

4-19-17